El origen de los seguros, es algo que a fecha de hoy, está muy confuso.
Desde luego, si algo podemos tener muy claro, es que todo se inició con la costumbre de apostar.
Algunas lenguas cuentan que todo se inició en Egipto hace algo más de 5.000 años. Sin embargo, cuenta los historiadores que hace unos 4.000 años, en Babilonia, se creó el código de Hummurabi que incluía más de 250 cláusulas en los que se trataba de una especie de seguro marítimo donde un mercader recibía un préstamo para emprender su viaje y, si naufragaba, no tenía que devolver el préstamo recibido.
En aquellos tiempos, paralelamente, los mercaderes chinos, también intercambiaban bienes con los otros barcos y, de ese modo, si el barco naufragaba, de algún modo todos perdían un poco todas las partes y la pérdida no era total ni exclusiva para un único mercader.
Sin embargo, un par de milenios después, los romanos volvieron a repetir la jugada desarrollando formas más sofisticadas para que los mercaderes no entrasen en la ruina total en caso de naufragio.
Pero no fue hasta 1687, cuando una cafetería cercana a los muelles de Londres, la gran mayoría de sus clientes, apostaron para ver si el almirante John Byng sería ejecutado por su incompetencia en una batalla naval contra los franceses.
Los que apostaron que sí, ganaron la apuesta y el propietario del café, se dio cuenta rápidamente de que sus clientes estaban sedientos de más apuestas y creó un boletín llamado “La lista de Lloyd´s” en la que se subastaban barcos. Si alguien quería asegurar un barco, aquella cafetería era el lugar adecuado para hacerlo y el contrato, una vez redactado era firmado con el término de “suscriptor”.
Pasaron 80 años, un grupo de aseguradores, crearon la Sociedad Lloyd´s donde se convirtió en uno de los nombres más importantes de la industria de los seguros.
Sin embargo, no todos los seguros tienen sus orígenes en las apuestas.
Pero eso, ya es otra historia que narrar para otra ocasión.